Determinados autores son encerrados en guettos particulares de los cuales les cuesta toda la vida -con suerte- salir. Raymond Chandler, autor de grandes novelas policiales y creador del personaje mitico de Philip Marlowe decia que los criticos censuraban su trabajo y no lo tenian en cuenta pero se deshacian en elogios cuando se trataba de cuentos sobre cultivadores de algodon del Sur en obvia referencia a William Faulkner.
Algo similar le paso a Ray Bradbury cuya obra no supo ser tenida en cuenta hasta que los grandes escritores del mundo comenzaron a halagarlo por escrito (Borges escribio el prologo a sus Cronicas Marcianas para la edicion de Minotauro en Argentina) y los criticos debieron notar lo que antes habian ignorado.
Lo mas importante es que nadie parecio notar, nadie parecio darse cuenta en su momento que Bradbury no era solo un escritor de ciencia ficcion sino un hombre que, como John Steinbeck, mostraba un amor apasionado por el pasado, por una epoca en la cual la vida era mas simple y mejor y los niños podian jugar tranquilos en la calle.
Hoy, por supuesto, los niños no pueden leer a Bradbury porque sienten que estan equivocados -¡no exista epoca como el presente- porque, ademas, estos niños no han probado una verdadera naranja en toda su vida. ¡En toda su vida! ¿Es esto posible? Si, es posible, y el buen Ray seguramente se agarraria la cabeza al oirlo, él que escribio un libro llamado, precisamente, "Las doradas naranjas del sol".
Por supuesto, existen mercados, mercados que tienen naranjas, naranjas que parecen brillantes y ricas pero, al probarlas, lo que descubre el consumidor es que saben... a nada. La razon esta en la gran cantidad de productos quimicos que le ponen las empresas para hacerlas mas vistosas pero no mejores.
Por esa razon, los jovenes agricultores de naranjas de Valencia decidieron comercializar sus propios productos naranjas tan grandes y dulces que son el sueño prohibido de todo niño; hoy es posible, repitamoslo, comprar naranjas valencianas similares a las narradas por Bradbury solo que aquellas existian en el papel y estas en la realidad, disfrutable y mordible realidad.
Para comprar naranjas valencianas verdaderas, grandes y jugosas solo ingrese al sitio web de estos jovenes agricultores. Podemos asegurarle que no se arrepentira al hacerlo
|