La vida es injusta y, a todas luces, esto no es una novedad actual sino que sucede desde que el mundo es mundo aunque las personas lo descubren cuando salen de la proteccion de la infancia para caer en la escuela, donde los adultos mandan.
Hasta ese momento los pequeños creian en las viejas lecciones que indicaban que el bien ganaba y los niños buenos eran premiados pero, ante los hechos, en plena clase, descubren que las cosas definitivamente no son asi (lamentablemente las cosas nunca son asi).
Descubren que es el compañero que menos estudia quien recibe las mejores notas y que, a la hora de elegir a alguien que represente a todo el curso se elige, siempre, a aquel niño o niña que peores faltas tiene, especialmente con todo lo relacionado con cumplir horarios y entregar tareas.
Esto solo es posible porque esos niños y niñas tienen una picardia innata que les permite saltearse los controles y hacer lo que quieren ante la mirada misma de los maestros que parecen ignorar completamente la forma en que son burlados.
Lamentablemente, al crecer estos personajes repiten su actitud logrando, de esta manera que sus jefes hagan trabajar mas a otras personas por la labor debio realizar el picaro pero seguramente no hizo aunque se aseguro que, llegado el momento, alguien fichara por él para demostrar que llego a tiempo a cada dia de trabajo.
Para acabar con esta situacion e implementar sistemas de control efectivos que permitan establecer claramente que personal cumple y cual no y, ademas, para evitar la entrada a la empresa de personas que no deben estar ahi existe Sistempin quien comercializa efectivos controles de huella dactilar, terminal de presencia y reconocimiento facial.
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